Saturday, December 11, 2010

Gardel, De Caro y el Requiem de Mozart

El 5 de diciembre de 1791, Wolfgang Amadeus Mozart dejaba este mundo, legándonos una obra monumental rematada por un Requiem compuesto con los últimos restos de una fuerza física minada por la tuberculosis, dolencia mortal antonomásica de un mundo sin antibióticos. Días atrás, se cumplió un nuevo aniversario de la muerte de Mozart, tan inmortal con mayúscula como lo son, en esta Argentina, Carlos Gardel y Julio De Caro, cuyo natalicio convierte al 11 de diciembre en el Día Nacional del Tango.
Este 11 de diciembre y sus vísperas parecen haber hecho sonar, en la patria chica del tango, los lúgubres acordes del Requiem de Mozart y los tangos más tristes grabados por Gardel y De Caro. Parecen haberlos hecho sonar, ante todo, en Villa Soldati, donde otros hijos de la inmigración, como lo fue Gardel, luchan por salir de pobres, despertando las iras de Mauricio Macri y las esperanzas de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, quien, hablando de muertos, se encuentra actualmente abocada a elaborar su duelo por su difunto predilecto. Parecen haberlos hecho sonar en Oslo, donde la ceremonia anual de entrega de los Premios Nobel se ha visto ensombrecida por la decisión del gobierno chino de impedir la salida del país a Liu Xiaobo, destinatario del Nobel de la Paz 2010. Extraño gobierno, el chino. Capaz de promover la conversión de China en una de las nuevas superpotencias económicas. Pero, a la par, extrañamente incapaz de respetar la pluralidad de opiniones y la existencia de culturas ancestrales como la tibetana o la uigur. Toda la riqueza espiritual de la vieja China no parece tener lugar en la China actual, como si los lamas fuesen enemigos de las computadoras. ¿Acaso ignora Hu Jintao, actual presidente chino, que el actual Dalai Lama también figura en Internet?

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