Saturday, February 27, 2010

¿Señal premonitoria?

Chile ha temblado. Un sismo de casi nueve puntos Richter ha estremecido su zona central, colindante con su capital nacional. Y lo ha hecho en vísperas de un cambio de partido gobernante en la nación transandina, cuya hegemonía centroizquierdista se ha visto quebrantada, tras dos décadas, por voluntad de su electorado.
Sé que quizá suene absurdo relacionar el componente natural con el político. Sé que mis palabras quizá suenen a falta de respeto por las víctimas del terremoto chileno, sobre todo a las víctimas fatales y sus deudos. El sismo transandino no es culpa de la presidenta saliente Michelle Bachelet y su sucesor electo Sebastián Piñera. El reciente y devastador terremoto de Puerto Príncipe no es culpa del presidente haitiano René Preval, mandatario de una nación pésimamente equipada, a diferencia de Chile, para afrontar situaciones de tales características. Como Agatha Christie hizo decir a su inmortal Hercule Poirot, hay que soportar con entereza los caprichos de la Naturaleza.
Así y todo me atrevo a preguntarme, sin ánimo de sonar obtuso, ofensivo o supersticioso, si el sismo transandino no puede, en cierto modo, ser interpretado como una señal premonitoria sobre el futuro de la nación transandina. Las placas tectónicas no saben quiénes son Bachelet y Piñera. No son entes humanos y, por ende, carecen de conciencia política. Pero, ¿y Dios? Me considero creyente y veo en Él al ser omnipotente imposible de situar en Su máxima creatura, el ser humano. Los antiguos creían en la cólera divina. Quod licet Jovi, non licet bovi, rezaba un adagio romano citado por Phillip Vanderberg en su biografía de Nerón. Lo que está permitido a Júpiter, no está permitido al mísero mortal. Los antiguos también creían en las premoniciones. Se dice que Calpurnia, esposa de Julio César, tuvo una premonición durante la última noche de vida de su controversial consorte, a quien intentó, sin éxito, impeler a abstenerse de comparecer al día siguiente ante el Senado romano, donde su hijo adoptivo Bruto y demás conjurados le dieron muerte. Tal vez Piñera no sea Pinochet. Pero no puedo dejar de pensar que el futuro mandatario chileno está intentando hacer por vía electoral lo que el difunto ex dictador transandino intentó lograr por vía golpista.

0 Comments:

Post a Comment

<< Home