Wednesday, February 03, 2010

¿Qué se celebra en 2010?

La historia de la Revolución de Mayo y sus sucesivos centenarios está relacionada con la crisis. El mundo de 1910 se encaminaba hacia la Primera Guerra Mundial, estallada pocos años después, y, por ende, hacia una crisis. En dicho contexto, la dirigencia argentina celebró ostentosamente el primer centenario de una crisis. Digo bien, de una crisis. La Revolución de Mayo fue fruto de la crisis del tricentenario sistema iberocolonial, producto, a su vez, de la injerencia napoleónica en la Península Ibérica. La Argentina del Centenario se hallaba inserta, como he dicho, en un mundo encaminado hacia una crisis. La opulencia de su oligarquía contrastaba abiertamente con la miseria soportada por los inmigrantes europeos, entre quienes figuraban elementos anarquistas ocupados en recordar dicho contraste a nuestra aristocrática dirigencia. La Argentina del Bicentenario se halla inserta en una crisis económica global, por muy airosamente que haya sabido capearla.
¿Qué se celebra en 2010? Buena pregunta. Y de difícil respuesta. Abierta al debate, esa saludable y denostada práctica.
La década de 2010 parece haber nacido bajo augurios sombríos, con la paupérrima Haití devastada por un antológico terremoto y una tenaz crisis económica internacional iniciada hace ya dos años. La Argentina no va a la zaga, con un gobierno debilitado y el fantasma de la recesión internacional merodeando nuestras costas.
Este año la Argentina celebra su Bicentenario. Y, además, 2010 es año de Mundial. El Bicentenario ha suscitado, durante los últimos años, diversas iniciativas gubernamentales y académicas. Pero, ¿cómo concibe el Bicentenario el argentino promedio, que no ocupa cargos oficiales, ni posee una vasta cultura? Probablemente, le interese más el Mundial. En 1910 ya se jugaba al fútbol, pero aún no había Mundiales. El primero recién se jugó veinte años después. Nuestro Centenario no tuvo un Mundial haciéndole sombra. ¿Seguirá evocándose el Bicentenario en vísperas del Tricentenario? Cuesta afirmarlo, pues cuesta suponer que el argentino promedio esté prestando mucha atención al Bicentenario, con Maradona y sus muchachos, a quienes alentaré debidamente, prontos a volar a Sudáfrica.
El filósofo argentino Víctor Massuh dijo alguna vez: “Hay que vivir con el pasado, el presente y el futuro. Hay que vivir con todo”. El pasado, el presente y el futuro no están en absoluto reñidos entre sí, como parece suponerse actualmente. Se necesitan mutuamente.

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