Friday, November 06, 2009

Justificando lo injustificable

En su nota Mensajes de pretextos, publicada ayer en el suplemento No del matutino porteño Página/12, Facundo García se pregunta si podemos vivir sin SMS. Medio de comunicación que, en palabras de García, ofrece múltiples servicios, desde "técnicas para dormir, integrarse al “rebaño de Cristo”, aprender inglés, para tener sexo, para decir frases “tumberas”, (...) acceder al mundo de la tele (...) aprender a ahorrar (...)", sin normas que controlen dichos servicios.
Mi primer tarjeta de visita, impresa en 1997, parecía impresa en 1940: sólo mencionaba mi nombre, apellido, domicilio, código postal y teléfono de línea. Mi actual tarjeta también menciona un fax de locutorio, un celular, un e-mail, un webmail y un blog.
Pero no me siento mejor comunicado que antes. La optimización de las telecomunicaciones no conduce necesariamente a una optimización de la comunicación directa. Sobre todo en una sociedad regida por valores devaluados como la nuestra, en cuyo marco la desmesurada exaltación de las telecomunicaciones ha empobrecido cualitativamente la comunicación directa. Enviar un SMS o un e-mail no nos convierte automáticamente en mejores personas. Una verdadera revolución debe comenzar por la conciencia humana y sólo después pasar a los hechos. Las revoluciones tecnológicas son una burla sin el mejoramiento de las costumbres.
Notas como la de García deben apuntar a una muy postergada concientización sobre el particular. Como bien señala García, los mensajes de texto no deben convertirse en mensajes de pretextos. No deben ser utilizados para justificar lo injustificable.

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