Wednesday, October 07, 2009

Las palizas de Monsieur Jacques

En Juvenilia, Miguel Cané confiesa haber sido expulsado (siendo luego readmitido por intercesión de Marcos Paz, vicepresidente en ejercicio de la presidencia de la República) del Colegio Nacional de Buenos Aires por adherir al pronunciamiento estudiantil contra las malas condiciones de vida impuestas a los internos de la célebre institución educativa, por disposición de un Amadeo Jacques que lo puso de patitas en la calle con tan pocos miramientos como los perceptibles en el iracundo pedagogo francés al hacer llover una feroz golpiza sobre un alumno díscolo.
Casi siglo y medio después, el Buenos Aires ha vuelto a ser epicentro de una revuelta estudiantil, esta vez contra la decisión de la rectora Virginia González Gass de sancionar a doce alumnos momentáneamente alejados de su Colegio en dirección a una marcha política, sin la debida autorización de sus mayores. Sólo que la señora González Gass no gozará del anonimato de su célebre predecesor decimonónico Amadeo Jacques, apenas quebrado años después por un libro de Cané publicado por vez primera en una Argentina mucho menos habitada que la actual y con una nutrida población analfabeta o no hispanófona. Ya está en boca de muchos. Algo previsible en el país y mundo actuales, donde mucho se sabe e ignora a la vez. Los poderosos y diversificados mass media actuales ya la han sindicado como la rectora que sancionó a "los chicos del Buenos Aires".
La señora González Gass ejerce su cargo en un contexto regido por un desdibujamiento sin precedentes de una autoridad otrora receptora de un frecuente temor reverencial. En el "Buenos Aires" del 1860 y tantos, evocado por Cané, a nadie parece haberle horrorizado que un docente francés abofeteara impiadosamente a un súbdito argentino en la patria de este último. Pero la señora González Gass no es francesa. Es una ciudadana argentina al frente de una escuela media argentina. Sin embargo, no parece tener ninguna autoridad efectiva sobre sus jóvenes compatriotas-alumnos. O, si la tiene, se la niegan, implícita o explícitamente, los medios, los estudiantes, quizá hasta el Dios reverenciado en la vecina iglesia de San Ignacio.
No propongo volver a las palizas de Monsieur Jacques. Pero quiero una Argentina razonable. Y así no surgirá jamás. Hay que cambiar de actitud. Todo en su medida y armoniosamente. No debería ser tan difícil.

0 Comments:

Post a Comment

<< Home