Sunday, July 26, 2009

Eterna presencia

El 26 de julio de 1952, hace hoy 57 años, María Eva Duarte de Perón, más conocida como Evita, Jefa Espiritual de la Nación, entraba en la inmortalidad. Millares de apesadumbrados argentinos desafiaron inclemencias climáticas y abarrotaron las calles porteñas para rendirle su adiós. A los 33 años, una atípica Primera Dama argentina dejaba el mundo.
Adorada por muchos y aborrecida por no pocos, Evita legaba a sus congéneres su otrora escamoteado status de ciudadanas, por el cual luchasen distintas mujeres argentinas durante medio siglo. Aunque ciegamente fiel a su encumbrado consorte, al cual exigía sumisión incondicional por parte de las demás mujeres, Evita había demostrado que la mujer argentina podía aspirar a algo más que la oscuridad del hogar. La ley de sufragio femenino, promulgada por su cónyuge, otorgó a las mujeres argentinas el derecho de elegir a sus gobernantes y ser elegidas para cargos estatales. Más de veinte años después, el fallecimiento de Perón dejaba la presidencia de la República en manos de su tercera esposa, mala mandataria, pero, a la par, primer presidente argentino de sexo femenino, interrumpiendo así una sesquicentenaria e ininterrumpida tradición de mandatarios varones. Hace año y medio, la asunción de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner demostró nuevamente la posibilidad de instalar a una mujer en el Sillón de Rivadavia.
Proveniente de un hogar humilde, Evita demostró no haber olvidado que había nacido en la pobreza, consagrando tiempo y energías a socorrer a los más necesitados desde su célebre Fundación. Por algo la lloraron tanto los humildes, de quienes se la proclamó abanderada.
La célebre Gira del Arco Iris permitió que, por primera vez en la historia argentina, nuestro país estuviese representado en la escena internacional por una mujer joven, alejada de la pacatería tradicionalmente impuesta a las esposas de nuestros presidentes. La niña de Junín, hija ilegítima, vestida a la moda parisina y cubierta de joyas, fue recibida por figuras de la talla del Generalísimo Francisco Franco y del Papa Pío XII.
El 26 de julio de 1952 moría Evita y nacía su mito. En 1955 su marido fue derrocado por un violento golpe militar, cuyos artífices se empeñarían inútilmente en negar hasta la misma existencia de Evita y Perón, llegando al extremo de hacer sepultar a la singular Primera Dama en un cementerio italiano, bajo nombre falso, durante 15 años. Los guerrilleros peronistas del decenio de 1970 la identificaron con su causa ("Evita montonera", "Evita hay una sola"). Heroína de ópera rock, personificada en el cine y teatro argentinos por distintas actrices, objeto de estudios académicos o ícono cultural, Evita sigue presente, nos guste o no.

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