Tuesday, July 28, 2009

El hombre que no está solo y espera

El presidente constitucional hondureño José Manuel Zelaya Rosales se ha convertido en una suerte de león enjaulado en el reducidísimo perímetro de un paso fronterizo binacional, que se pasea inquietantemente por su jaula esperando que su terco guardián se digne a levantar su cautiverio. Pone un pie en suelo hondureño y otro en suelo nicaragüense, para tratar de hacer cambiar de parecer a su porfiado carcelero, renuente a restituir el mando a su legítimo titular de turno, avalado por representantes del mundo entero.
Sin embargo, pasan horas y días y Zelaya sigue confinado entre Nicaragua y Honduras. Al otro lado de la frontera, lo esperan su esposa, hija, suegra, madre y miles de seguidores. Aunque también un cancerbero dispuesto a encarcelarlo en su propia casa.
Con el aval de la ONU, la OEA, la Unión Europea, el Mercosur, el ALBA ¡hasta la Casa Blanca! en el bolsillo, Zelaya se ha convertido en el hombre que no está solo y espera. Presidentes de todos los colores se han pronunciado a su favor. Mientras tanto, los hondureños viven exiliados en su propia patria, por evitable capricho de sus ilegítimos gobernantes y los grupos de elite aliados al gobierno de facto.

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