Sunday, October 18, 2009

Maradona, él mismo

En su artículo Los valores que perdemos y los ídolos que adoramos, publicado en La Nación.com el 18 de octubre de 2009, Mariano Grondona alude al exabrupto proferido en Montevideo por el controversial director técnico de la Selección Nacional de Fútbol, Diego Armando Maradona, tras la trabajosa clasificación argentina para el Mundial de Sudáfrica, definiéndolo como la punta de un iceberg descriptible como una crisis moral expresada "en la simultaneidad de dos procesos íntimamente ligados: en un sentido descendente, la debilidad de aquellos valores que debieran alimentarnos; en un sentido lamentablemente ascendente, el culto de aquellos ídolos con los que se pretende reemplazarlos".
Grondona define al ídolo como "la imagen mentirosa de una deidad" propuesta como "objeto de culto", y al idólatra como quien "la adora como si fuera verdadera", venerando "a un dios falso". Según Grondona, la "divinización de Maradona como un falso dios" puede haber sido originada por una autodivinización, iniciada en 1986 por el propio Maradona, al atribuir este último su famoso gol a los ingleses a "la mano de Dios". Según Grondona, el "comportamiento ulterior" de Maradona "induce a pensar que él se imaginaba no ya como un elegido de Dios, sino como Dios mismo". Según Grondona, Maradona se habría autodefinido como "un dios falso", de cuya exaltación serían tan responsables el propio Maradona como la idolatría de Maradona promovida por muchos de sus compatriotas.
Grondona se pregunta si debemos definir a Maradona como un "tirano mediático" impuesto contra la voluntad de sus connacionales, o, en su defecto, como la encarnación de la "autoexaltación narcisista" y conducta antirreglamentaria atribuibles a muchos argentinos. Grondona también se pregunta si realmente podemos los argentinos atribuir a Maradona "la desmesura de su autoproclamada divinización". Grondona también se pregunta si debemos concebir a Maradona como un "abusador solitario" o una "víctima propiciatoria del inconsciente colectivo de los argentinos".
Hace años que vengo preguntándome por qué tantos argentinos se empecinan en idolatrar a Maradona. Su desempeño en el Mundial de México fue indiscutiblemente meritorio. Pero eso fue hace 23 años. Su performance en el Mundial de Italia fue lamentable. Apenas si contribuyó al poco justificable subcampeonato alcanzado en dicha ocasión por el plantel futbolístico actualmente dirigido, con más pena que gloria, por el ex astro deportivo. Nos hizo pasar un papelón mayúsculo en el Mundial de Estados Unidos, al ingerir una medicación sin consultar al médico del equipo.
Los mass media contribuyeron a alimentar un estupidizante culto maradoniano. Sus sucesivas internaciones de urgencia dieron pábulo a un show mediático indigno del buen periodismo. ¿No había noticias más importantes que cubrir y analizar, amigos periodistas? ¿Acaso Maradona iba a filmarlos para la TV cuando alguno de ustedes amanecía con dos líneas de fiebre? ¿Les hubiera gustado que lo hiciese? Espero que la nueva ley mediática, promulgada días atrás por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, les haga entrar en razón.
¿Algún día dejaremos de idolatrar tontamente a Maradona? ¿Cuándo lo veremos simplemente como a un ciudadano más? ¿Cuándo lo dejaremos ir a tomar un café al bar de la esquina?
¿Algún día podrá Maradona ser él mismo?

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