Wednesday, October 21, 2009

¿Irrita el Bicentenario?

"La marcha del mundo me es bastante indiferente", confesó un escritor francés radicado en Irlanda, en una entrevista concedida en febrero de 1989 a una revista parisina, cuyo título he olvidado tan magníficamente como el nombre de su reporteado. "Escucho las noticias en la radio. Sin embargo, hay una cuestión que me irrita profundamente. Es esta historia de Bicentenario. Me parece una falta de respeto a los muertos". El literato galo aludía al bicentenario de la Toma de la Bastilla, objeto de aparatosos festejos por parte del gobierno de la V República.
Veinte años después, la Argentina se acerca a un año de Bicentenario. Me refiero al bicentenario de la Revolución de Mayo, objeto, desde hace ya algunos años, de una intensa actividad académica y propaganda gubernativa.
¿Debería irritarnos nuestro Bicentenario?
La Revolución Francesa fue sangrienta. Decenas de cabezas rodaron en su nombre, cercenadas por la Señora Guillotina. Desde dicha perspectiva, se comprende la irritación del escritor francés. Nuestra Revolución de Mayo fue menos traumática. Proclamar nuestra república (la única hasta la fecha) fue bastante sencillo. Cisneros renunció y la Primera Junta tomó su lugar. La Revolución Francesa llegó al extremo de decapitar públicamente a Luis XVI y María Antonieta, amén de algunos supuestos hijos dilectos de la Revolución (Danton, Robespierre). Fue una revolución que se fagocitó a sus propios vástagos en nombre de una sociedad más justa e igualitaria.
En 1910, el Centenario de la Revolución de Mayo fue objeto de celebraciones fastuosas por parte del gobierno oligárquico de turno. Se llegó a hacer venir desde España, como huésped de honor, a la infanta Isabel de Borbón, tía del monarca hispano Alfonso XIII, irónicamente destinado a ser destronado por la proclamación de una república, la endeble Segunda República española. Un siglo antes, Carlos IV y Fernando VII, antepasados de Alfonso XIII, habían sido obligados a abdicar a favor de José Bonaparte.
Nuestra magna efemérides de 1910 inspiró a Joaquín V.González su hermoso libro El juicio del siglo. Hubo, empero, quienes se indignaron ante la celebración oficial, como los anarquistas, quienes intentaron empañar los festejos con un atentado con bomba en el teatro Colón. Un año antes, la bomba anarquista de Simón Radowitzky había segado la vida del jefe de la Policía Federal, coronel Ramón Falcón. Radowitzky fue confinado en el penal de Ushuaia, la "cárcel del hielo", lejos del fausto del Centenario.
¿A quién irrita el inminente Bicentenario?
A simple vista, a nadie. Pero tampoco parece suscitar emoción alguna.
Aclaro que no soy anti-Bicentenario. Como profesor de Historia he participado activamente en actividades académicas ligadas a la efemérides de 2010. Pero no percibo clima de festejo. Quizá quepa esperarlo el año próximo, en vísperas del 25 de Mayo. Quizá la cosa no pase de los consabidos recursos: actos escolares y oficiales, discursos previsibles, desfiles militares...
Los argentinos no somos un pueblo festivo por naturaleza. Tenemos fama de llorones y prepotentes. Quizá ello dificulte la celebración del Bicentenario. No deseo adelantarme a los hechos. No soy futurólogo. Pero soy argentino y conozco los vicios y defectos de mis compatriotas.

0 Comments:

Post a Comment

<< Home