Monday, January 19, 2009

Good luck, Mr.President

Mañana, 20 de enero de 2009, Barack Hussein Obama prestará juramento como el cuadragésimo cuatro presidente estadounidense y el primer mandatario no blanco en la vida independiente de su patria. El nuevo inquilino de la Casa Blanca tomará posesión de su alto cargo en un momento particularmente complejo de la historia de la nación norteamericana, con graves repercusiones internacionales. Hace nueve años, un correligionario de Obama transfirió su egregia magistratura con unos Estados Unidos económicamente consolidados y dotados de algún prestigio internacional. Obama los recibe en bancarrota y con una imagen externa enlodada por los gruesos errores gubernativos de su predecesor republicano.
La asunción de Obama constituye un hecho de la máxima trascendencia. En un país sin voto obligatorio, con millares de empleos y viviendas amenazados por la recesión, millones de agobiados sufragantes han cifrado en un mulato hawaiiano las esperanzas tronchadas por la caucásica dirigencia política tradicional de su tierra natal.
Eso representa Obama para sus votantes: una esperanza, cuya ausencia impide vivir, como sentenciase alguna vez su talentoso compatriota Marlon Brando, uno de los más grandes actores de todos los tiempos y un hombre dotado de una cierta sensibilidad. Obama representa esa esperanza jamás vana y coraje siempre mejor postulados por nuestro talentoso compatriota Jorge Luis Borges. Esa esperanza humilde, única fortuna del corazón, postulados por nuestro talentoso compatriota Alfredo Le Pera, cuyo inmortal musicalizador Carlos Gardel, nuestro talentoso compatriota por opción, cautivase con su arte a la patria de Obama poco antes de su fatídica defunción en Medellín. Obama no sólo representa una esperanza para su patria, sino también para el resto del mundo, jaqueado, como la patria de Obama, por la más difícil coyuntura socioeconómica mundial del último quinquenio.
A Obama le espera un duro esfuerzo. Pero no sólo a él, sino también a los millones de seres humanos, estadounidenses o no, actualmente acechados por una situación adversa. Todo lo que puedo decir de momento a Obama es: Good luck, Mr.President.

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