Thursday, December 25, 2008

Mundo loco (5)

Hemos llegado a la Navidad. El natalicio de don Jesús de Nazaret. ¿Quién le canta el feliz cumpleaños? Murió hace casi 2000 años, boludo. No, si los curas dicen que vivirá para siempre. Por estas fechas, los judíos, a quienes el Cristo ese colgó la galleta casi veinte siglos atrás, encienden las velas de Janucá, conmemorando el triunfo de sus antepasados del siglo IV a.C.sobre los paganos que pretendían convertirlos a sus creencias. Y al pobre Jesús nadie le enciende una velita en una torta de cumpleaños, para que la sople el Papa, su Vicario, durante la misa del Gallo en el Vaticano. ¡Don Joseph Ratzinger, alias Benedicto XVI, me extraña de usted! Pero, ¿qué podemos esperar de un mundo donde los judíos celebran Navidad, el Año Nuevo cristiano, Reyes y Semana Santa, además de Roschaschaná y Pesaj, no encienden una puta vela de Janucá (salvo los ortodoxos, que hasta se mandan una choza de Sucot en el balcón) y en Yom Kippur morfan panchos, que yo no llamaría kosher, en vez de ayunar como Dios manda? ¿De un mundo donde los cristianos no van a la misa del Gallo y rinden más tributo a Papá Noel que al Niño Dios? Yo lo resolví fácil: me dije a mí mismo "creo en Dios" y regalé dos boludeces. Ni fui a la misa del Gallo, ni reventé mi tarjeta en el shopping. No tengo tarjeta de crédito, ni auto. Me cago en esas pelotudeces que emboban a mis compatriotas. Ya lo dijo Cortázar: la Argentina es un país desnudo que sueña con un frac.
Dejémosnos de autoengaños, conciudadanos. Nos autoengañamos con el golpismo y el neoliberalismo y terminamos en la mishiadura. Hasta que llegó el matrimonio de Calafate y proclamó a los cuatro vientos el nacimiento de una Nueva Argentina. Como había hecho en mil nueve cuarenta y pico don Juan Domingo Perón. ¿Lo tienen? El Pocho. Ese que en mil nueve siete cuatro, con un pie en la tumba, echó a los montoneros de la Plaza de Mayo. Con razón Cristina y Néstor no fueron al segundo entierro del Viejo. ¿Lo recuerdan? Un carnaval de aquellos, allá en San Vicente. Los sindicalistas entrechocando palitos de madera como japoneses practicando kendo. ¡Cómo los escracharon en la tapa de Debate! Al funeral no fue ni el loro. Y casi se morfan el manco occiso del General en asado, usando la madera del jonca como leña para el fuego. ¿Sabían que aún hay caníbales? Hace poco, en Rusia, unos pendejos de la tribu gótica cayeron en poder de una secta diabólica que los acuchilló a diestra y siniestra y se los morfó a la parrilla. ¿No les habrán caído medio pesados los pobres pibes?
Yo paso. En el país de las vacas, no voy a renunciar a un buen bife de lomo para comerme un mocoso de 17 años a las brasas. En Navidad, no voy a renunciar a la pavita y al vitel thoné de mi vieja, que está de rechupete, para mandarme un corazón de flogger a la portuguesa. A las tribus urbanas se las respeta. No hagamos como los aztecas, que achuraban pobres diablos en sus altares en honor a sus dioses. Seamos civilizados.
Vivimos en un mundo loco. Le hemos afeitado la chiva hasta al Cristo, como dice un viejo gotán. Pero a Papá Noel se la dejamos bien tupidita. No vaya a ser que le agarre frío al repartir regalos en su trineo con 40º bajo cero. En este mundo los moishes celebran Navidad y los goyem comparten su cena de Pésaj. Pero qué importa eso. A reventar la tarjeta, que se vienen tiempos difíciles. ¿No leen los diarios? Las Bolsas se fueron al joraca. Lindo entuerto le espera a don Barack Obama. Georgie Bush no dejó macana por hacer.

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