Tuesday, December 16, 2008

Goodbye, Georgie

Ay, Jorgito. Peor no podrías estar redondeando tu mandato. Ese mamarracho que impusiste a tu país y planeta durante ocho años, empezando por el dudoso escrutinio de Florida que te sentó en el Salón Oral. Convertiste el 11 de Septiembre en el Día del Papelón. Mientras los argentinos celebrábamos el Día del Maestro, vos leías un cuentito en una escuela y Bin Laden te cagaba las Gemelas y el Pentágono, que estaban hechos un chiche. En mi país, los maestros se tiran un pedo y piden licencia, pero es mejor celebrar el Día del Maestro que el Día del Papelón, don't you think so, my dear?
Llevaste a tus amigotes Aznar y Blair a Iraq. A ambos les pusieron bombas. En las elecciones perdieron como en la guerra. El que se sacó la grande fue tu amigote Berlusconi. Romano Prodi resultó ser más salame que el salame de Milán. Te patinaste medio billón de verdes en Iraq. Habiendo tantos lugares lindos, te lo patinaste en el desierto iraquí, más fulero que E.T. y el Tiranosaurus Rex de Jurassic Park juntos. Pobre Spielberg: lo cagó su paisano Bernard Madoff. ¿De dónde va a sacar los morlacos para producir Volver al futuro IV? Te hubieras ido al desierto de Nevada a patinarte la guita de Iraq en las máquinas tragamonedas de Las Vegas, brother.
My friend, hubieras hecho como tu papi en Panamá, donde tu daddy se limitó a rajar a Noriega, o en Kuwait, donde tu viejo se conformó con fletar a los iraquíes. En lugar de una Mónica Lewinsky chupándote los huevos, tuviste un Katrina y dejaste Nueva Orleans más anegada que un millón de huevos pasados por agua. Y, pa'completarla, dejás a tu país en la lona y al resto del mundo peleándose por los botes salvavidas del Titanic II. ¿Te cobró mucho Leo Di Caprio? Ganaste dos elecciones y ahora un periodista de cuarta te convierte en un hazmerreír mundial al tirarte por la sabiola unos zapatos más fuleros que los borcegos de los pobres santos que le mandaste al Tío Saddam. ¿Los recordás? Aquellos que homenajeaste con un delicioso pavo de utilería para el Thanksgiving Day del 2004. Vaya regalo de despedida y Navidad te hizo don Muntadar al-Zaidi. En 24 horas se hizo más popular que vos en tus ocho años de White House.
¿Se celebra Reyes en tu país? De ser así, mirá qué bajo caíste. Tus acaudalados papis deben haberte dejado principescos regalos de Reyes junto a tus zapatitos de niño rico con tristeza, como decía un ex presi mío, bastante gomía de tu viejo, elegido por un pueblo al cual el gobierno saliente, alegando haberle hablado con el corazón, acusó de haber votado con el bolsillo. ¿A tu secretario del Tesoro no se le ocurrió emular en inglés a mi difunto compatriota Juan Carlos Pugliese, en vez de promover ese ridículo salvataje? ¡700 mil palos verdes, Jorgito! ¿Dónde viste tanta guita junta?
De zapatos de Reyes a zapatos de cuarta arrojados hacia tu incomprendida osamenta. Y mirá qué regalo de Navidad anticipado te hicieron tus compatriotas. Un presidente de color para un yanqui propiamente dicho como vos, más blanco que la nieve de diciembre que los homeless de tu patria combaten quemando embalajes de Wal-mart, antes de que quiebre el supermercado. ¿Tu señora ya empezó a hacer las valijas? ¿Dónde van a vivir? ¿En tu ranchito texano? Mejor mudate a alguna cueva del desierto de Arizona. A Chupete De la Rúa, el Bush hijo argentino, le bastó con su quintita de Pilar. A vos te quedaría chico el Empire State.
Goodbye, Georgie. Que te sea leve.

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