Sunday, December 14, 2008

Mundo loco (4)

Fin de año complicado. Los informes económicos internacionales siguen siendo aterradores. ¿Recuerda el milagro japonés de la segunda posguerra? Le presento su versión 2008: en apenas dos meses, el gobierno nipón ha lanzado megaplanes anti-crisis por valor de 555 mil palos verdes (sí, leyó bien). En Rusia la cosa no anda mejor: en vez de brindar con vodka, el pueblo ruso cierra el año con la muerte del patriarca de su iglesia y la economía en recesión técnica. Latinoamérica empieza a acusar el impacto: el 39% de la deuda externa ecuatoriana ha entrado en default. ¿Recuerda cuando Rodríguez Saá anunció a los gritos el default desde su butaca en el Congreso? ¡Por favor! Si ni siquiera las economías chicas se salvan de todo esto. Lea un poco los diarios en Internet. Se ahorrará el peluquero que le deje la sabiola onda punk. Finlandia, Islandia, Austria... Antes, en Suiza escondían todo lo que le robaban a los demás, como decía Perón. Ahora, los bancos suizos ya no reciben depósitos: despiden empleados. El Crédit Suisse anunció 7000 rajes.
En el Gran País del Norte, cuna de este zafarrancho mundial tamaño guardarropa, se pretende que el Estado gatille 15 mil palos verdes para las automotrices. Yo les pregunto: señores de la Chrysler, de la Ford, de la General Motors, ¿para qué quieren ese tocazo? ¿Para fabricar el Ford T del siglo XXI o para fabricar cochazos de lujo para Madonna? ¿Y por casa cómo andamos? No muy bien, gracias. En la patria del bondi, que te transporta por chirolas, nuestra Presi pretende que pelemos 30 lucas para comprarnos un 0 km de medio pelo, con la patente anual a ocho gambas y el litro de nafta a tres mangos. Si para ganar tres lucas hay que laburar a lo bestia, ¿cómo vamos a reunir treinta para comprar un auto al divino dope? Ay, Cris, Cris, aterrizá un poco, menos helicóptero, olvidate del tren bala, promové el "tren para todos", no estamos en Francia. ¿Tres mil palos verdes para un tren bala, en un país donde hasta en el Tren de la Costa se viaja de dorapa? Hacé que pongan más formaciones en el Sarmiento, en el Roca; no se puede viajar hasta Morón o Glew en el techo del vagón. Hacé que el San Vicente tenga más coches; no se puede viajar hasta Brandsen o Cañuelas en el guardabarros.
Pero ya se sabe; a los argentinos nos gusta reventar la tarjeta de crédito. Después llega la factura de Visa y nos agarramos de la cabeza. Y así se pudre todo. Este año se ha hablado mucho de las "tribus" de los pibes (emos, floggers, cumbios). Hijos y nietos de las "tribus" de antaño (petiteros, hippies, chetos, punks). En los Estados Fundidos de América ha surgido una nueva tribu, sólo que de gente grande, que trata de sumar a la misma a la purretada. Se llama los Nuevos Frugales. Muchos consternados padres yanquis ya han dicho a sus voraces hijos: este año Papá Noel anda pobre, honey. Nada de celulares último modelo, ni de laptops. Me quedé sin laburo, no sé hasta cuándo lo voy a tener, al tío Joe le remataron la casa por falta de pago de hipoteca, el auto al garage que la nafta está cara. Nuevos Frugales. Entre nosotros, gasoleros. Tras seis años de viva la pepa, tal vez debamos ajustarnos un poco el cinturón, argentinos y argentinas. Vamos, damas y caballeros, a consumir lo indispensable, que no se acaba el mundo. El Palais de Glace cerró hace rato. ¡Ya basta de tirar manteca al techo!

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