Wednesday, July 20, 2011

Amistad clientelar

Amicus certus in re incerta. Amigo seguro en negocio incierto. Ese era el lema de la banca multinacional suiza Arlequin et Cie., imaginada por el escritor australiano Morris West en su novela Arlequin, ambientada en el incierto mundo de las empresas multinacionales del decenio de 1970.
Amigo seguro en negocio incierto. Alejándonos momentáneamente del mundo explorado por West, podemos afirmar, en este Día del Amigo, que allí radica el valor de una amistad firme en el muy incierto mundo actual, donde la amistad vitalicia y otras pretéritas certidumbres saben lamentablemente a fósil de museo.
La actual Humanidad habita un mundo volátil y contradictorio, regido por la urgencia y paradójicamente empecinado en prolongar la vida humana.
La amistad no es ajena a dicha volatilidad. Atrás parecen haber quedado “los amigos de toda la vida”. Atrás parecen haber quedado ciertas delicias del ayer, como la amistad de medio siglo entre Julio Argentino Roca y Artemio Gramajo, gozosamente recreada por Félix Luna. Cada Día del Amigo enviamos e-mails de salutación a individuos probablemente calificables de personas de bien, aunque dudosamente definibles como amigos. Pedimos ser aceptados como “amigos” en Facebook a personas que apenas conocemos.
Seguramente, los “amigos” de Arlequin et Cie.no eran sino clientes. Los “amigos” del mundo actual se asemejan más a la clientela de un banco suizo que a ese hermoso hecho humano denominado amistad y mancillado por la hipermercantilización mundial de las últimas décadas, antológico atentado contra los más nobles valores humanos. La amistad incondicional del ayer (asumiendo que haya existido) parece haber sido destronada por la amistad clientelar de hoy. ¿Recuperará su trono?

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