Paternidades
En su película Derecho de familia (2005), el cineasta judeo-argentino Daniel Burman narra la historia del treintañero judío Ariel Perelman, preocupado en diferenciarse, en la medida de sus posibilidades, de su padre Bernardo, del cual no se diferencia particularmente en términos de elección profesional, pues ambos son abogados, aunque sí en su forma de encarar su profesión. El sexagenario Bernardo, viudo de la madre de Ariel y discretamente enamorado de su añosa secretaria Dorita, es un típico abogado de bufete, infructuosamente ilusionado con asociar a su hijo a su estudio jurídico, algo que Ariel resiste encarnizadamente, pese a las amistosas presiones de los tíos postizos de Ariel encarnados en los amigos más íntimos de Bernardo. Ariel no quiere ni oir hablar del bufete de un Bernardo obstinado en presentar a su hijo como asociado en la cartelera del edificio de su estudio. Ariel se siente cómodo en su rol de asalariado estatal conllevado por su doble status de docente universitario y defensor de pobres y ausentes. Como también se siente cómodo (o desearía sentirse cómodo) en su rol de esposo de su ex alumna Sandra (que nunca se recibió de abogada y enseña Pilates) y de padre de su pequeño hijo Gastón. Aunque parece disfrutar de su rol de abuelo, Bernardo aún se aferra a su sueño de convertir a Ariel en un compañero de ruta. Bernardo debería entender que Ariel ya no es un niño y que su futuro es una decisión suya. Promediando la película, Bernardo fallece repentinamente, para consternación de la fiel Dorita, a quien Ariel procura consolar ofreciéndole trabajar para él en el estudio jurídico que proyecta abrir en otra oficina.
Derecho de familia es una película sobre paternidades. Paternidades: fenómeno del cual sólo poseo referencias indirectas, pues, pese a mis 41 años, no tengo hijos. Fenómeno sobre el cual nunca está de más reflexionar, ni en este Día del Padre, ni ningún otro día, pues hace a la esencia misma de la Humanidad. Nunca está de más reflexionar sobre ese fenómeno en una Argentina con miles de hijos de detenidos-desaparecidos, sin contacto con sus padres biológicos y criados por apropiadores ligados al abominable régimen procesista, caracterizado por un doble discurso de defensa de la familia y destrucción de millares de grupos familiares argentinos. Nunca está de más reflexionar sobre ese fenómeno en un mundo compartido entre matrimonios heterosexuales en primeras nupcias, sus homónimos con divorcios y nuevos casamientos en su haber, madres solteras y parejas homosexuales que acuden a recursos procreativos heterodoxos con tal de satisfacer su deseo de mater-paternidad. Todos ellos remiten, desde su heterogeneidad, al mismo fenómeno: el generado por el hecho de dejar descendencia.
Derecho de familia es una película sobre paternidades. Paternidades: fenómeno del cual sólo poseo referencias indirectas, pues, pese a mis 41 años, no tengo hijos. Fenómeno sobre el cual nunca está de más reflexionar, ni en este Día del Padre, ni ningún otro día, pues hace a la esencia misma de la Humanidad. Nunca está de más reflexionar sobre ese fenómeno en una Argentina con miles de hijos de detenidos-desaparecidos, sin contacto con sus padres biológicos y criados por apropiadores ligados al abominable régimen procesista, caracterizado por un doble discurso de defensa de la familia y destrucción de millares de grupos familiares argentinos. Nunca está de más reflexionar sobre ese fenómeno en un mundo compartido entre matrimonios heterosexuales en primeras nupcias, sus homónimos con divorcios y nuevos casamientos en su haber, madres solteras y parejas homosexuales que acuden a recursos procreativos heterodoxos con tal de satisfacer su deseo de mater-paternidad. Todos ellos remiten, desde su heterogeneidad, al mismo fenómeno: el generado por el hecho de dejar descendencia.
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