Tuesday, July 12, 2011

Cosmovisiones alternativas

En su película A Outra Margem (El otro lado), de 2006, el cineasta portugués Luís Filipe Rocha narra la historia de Ricardo, homosexual y transformista sexual en un cabaret de Lisboa, quien intenta infructuosamente quitarse la vida a raíz del suicidio de su novio. Su crisis personal le permite reencontrarse con su hermana María y conocer a su sobrino Vasco, ambos domiciliados en la pequeña localidad rural portuguesa de Amarante, terruño natal de Ricardo. Como su hermano, María conlleva un difícil status social: es madre soltera de un adolescente con síndrome de Down. En Amarante también vive José, padre de María y Ricardo. Campesino chapado a la antigua, viudo de la madre de sus hijos, con prejuicios acentuados por su avanzada edad, a José le cuesta aceptar los destinos existenciales de sus descendientes. Quizá los asumiera mejor si aceptase su pertenencia al círculo de los ancianos, frecuentemente tan maltratado como los círculos de pertenencia de sus hijos y su nieto. El imprevisto retorno de Ricardo a Amarante agría aún más el mal carácter de José, quien se niega a recibir a Ricardo aduciendo que este último no honró un compromiso matrimonial con una vecina (que ha permanecido soltera), ni concurrió al sepelio de su madre, aunque Ricardo pueda aducir en su defensa el haberse enterado de la defunción de su progenitora cuatro meses después de la producción del deceso. Al intentar reacercarse a su progenitor, Ricardo debe contentarse con un breve y encrespado diálogo con su padre, quien le atiende de mala manera desde la margen opuesta del río que bordea la granja de José. Se consuela llevando a Vasco a vivir en Lisboa, estudiar teatro en una escuela actoral lisboeta para víctimas del síndrome de Down, presenciar las actuaciones de Ricardo en la capital portuguesa y esparcir a la vera de una carretera rural las cenizas de su amante, cuyos padres las han rechazado.
A Outra Margem remite a una problemática muy actual: la del avance de las cosmovisiones alternativas sobre cosmovisiones tradicionales, a menudo prejuiciosas y aún fuertes, pese a la innegable liberalización cultural expandida a escala planetaria desde la década de 1960. José simboliza la reacción contra las cosmovisiones alternativas, aceptadas con mayor benevolencia por sus hijos. José ya es viejo y algún día morirá, como fallecerán otras personas de su generación, aferradas, por convicción o tradición, a cosmovisiones reñidas con una cambiante realidad histórica.

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