Wednesday, February 09, 2011

Opciones múltiples (Carta abierta a la comunidad educativa del Instituto de Enseñanza Superior Nº 1 “Dra.Alicia Moreau de Justo”)

El Alicia de 2011, fruto de la desafortunada reforma curricular de 2005, debe amoldarse a un escenario nacional sustancialmente diferente del escenario nacional existente durante la durísima recesión de 1995-2002, cuando muchos habitantes de Capital Federal y Gran Buenos Aires no podían pagar universidades privadas, las universidades nacionales del conurbano bonaerense carecían de su actual peso académico y muchos veían en la labor docente esa salida laboral segura frecuentemente retaceada, en aquellos años sombríos, en profesiones históricamente mejor remuneradas que la docencia. Años sombríos en los que muchos veían en el Alicia la posibilidad de acceder a la enseñanza superior sin afrontar las horcas caudinas del CBC.
En los últimos ocho años, el escenario nacional se ha alejado (sustancial y favorablemente) del urticante cuadro situacional imperante durante la larguísima agonía padecida por la Argentina neoliberal de 1995-2002, sometida a la terquedad de gobiernos nacionales renuentes a revisar sus políticas socioeconómicas. La Argentina de 2011 ostenta en su haber ocho años ininterrumpidos de mejoramiento sostenido de sus indicadores socioeconómicos. El Alicia de 2011 no es ajeno a esa saludable mutación. En la Argentina de los últimos ocho años, ha vuelto a haber buenas oportunidades laborales en profesiones históricamente mejor remuneradas que la docencia, para las cuales el Alicia no capacita. Actualmente muchos porteños tienen dinero para estudiar en las numerosas universidades privadas de su ciudad natal, libres de las dilatadas tomas de establecimientos multiplicadas en 2010 en las instituciones de enseñanza media y terciaria del gobierno capitalino, facultades de la UBA y sedes del IUNA. El Alicia de 2011 no puede, por ende, pretender el compromiso incondicional de muchos porteños de épocas pretéritas con las casas estatales de altos estudios de la capital argentina. Los demás niveles educativos no son ajenos a ese fenómeno. En los últimos ocho años, amplios sectores poblacionales se han visto económicamente revitalizados, recuperando la posibilidad material de prescindir justificadamente de los servicios de una escuela pública frecuentemente desprestigiada por altos índices de ausentismo docente y deserción y repitencia estudiantiles, flagelos indignos de una escuela pública argentina otrora dotada de legítimos motivos para enorgullecerse de su trayectoria.
En los últimos ocho años, las universidades nacionales del Gran Buenos Aires han crecido en número y prestigio. Por dicho motivo, el Alicia de 2011 no puede pretender la notoria afluencia de estudiantes del conurbano bonaerense característica del Alicia de otros tiempos. Tampoco puede pretender una afluencia notoria de estudiantes procedentes de otros puntos geográficos de la Argentina. Hoy pinta francamente anacrónica la figura del estudiante provinciano emigrado a la Capital Federal. Actualmente hay muchas universidades nacionales y terciarios provinciales en las provincias argentinas, incluso en la remota Tierra del Fuego, recientemente dotada de una universidad nacional. El Alicia no fue ajeno en absoluto a la fuerte protesta estudiantil porteña de 2010, con su regusto a réquiem por la presunta hegemonía educativa capitalina, principalmente ubicable en la órbita estatal y cara al prejuicioso y elitista corazón de muchos porteños.
El Alicia de 2011 opera en un contexto nacional signado por la multiplicación de espacios académicos y una reestructuración socioeconómica favorable al argentino promedio. Ambos fenómenos obligan a ciertas instituciones educativas clásicas a operar en un contexto de múltiples opciones educacionales. La UBA y el Alicia figuran entre dichas instituciones. Entre ellas también figura la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), de la cual es egresada la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, quien, en diciembre de 2010, expresó, al inaugurar la Universidad Nacional de Tierra del Fuego, que, en 2010, la matrícula de las universidades más clásicas sólo había crecido un 2%, contra el 15% de las universidades menos clásicas. Esa apreciación de la Presidenta me impulsa a decir bienintencionadamente al Alicia de 2011: “Alicia, ojo al piojo, porque no te van a elegir así porque sí”. El Alicia de 2011 debe fundamentar debidamente sus pretensiones de mayor matrícula.
La actual propuesta educativa del Alicia, fruto de la desdichada reforma curricular de 2005, no posee en absoluto los atractivos académicos revestidos por el Alicia de otros tiempos, cuyo plan de estudios, aunque databa históricamente de la peor dictadura argentina, no sólo poseía esa coherencia ausente en su actual currícula, sino que también permitía, mediante reajustes periódicos, generar una propuesta académica que nada tenía que envidiar, en términos cualitativos, a una UBA formadora de cuatro de los cinco Premios Nobel obtenidos hasta la fecha por la Argentina.
El Alicia de 2011 se halla ante su gran paradoja. El Alicia creció cuando la Argentina decayó. Y decayó cuando la Argentina creció. Por suerte, siempre hubo quienes se movilizaron en defensa del Alicia. En 2004 hubo quienes cortaron la bocacalle de Córdoba y Ayacucho para repudiar anticipadamente la funesta reforma curricular lanzada al año siguiente. En 2010 hubo quienes tomaron un Alicia académicamente devastado para exigir mejores ascensores, pareciendo olvidar que un Alicia sin atractivos académicos puede ser cerrado por falta de matrícula, aunque le instalen los principescos elevadores de la Torre Zabala de la Universidad de Belgrano, imponente monumento al avance de la educación privada sobre la pública, incomprensible en una Argentina que alguna vez supo albergar una de las mejores educaciones públicas de América. Reconozco que los ascensores del Alicia siempre deberían funcionar adecuadamente. Pero los ascensores no pueden ocupar un lugar prioritario en la agenda del Alicia, sino en la agenda del consorcio de copropietarios de un edificio de departamentos de vivienda.
Esta carta abierta no es una declaración de guerra. Lejos estoy, juro ante Dios, de pretender tamaña estupidez. Sólo pretendo decir sinceramente lo que pienso. Mis muchos años de pertenencia al Alicia han constituido para mí un importante estímulo vital. La fatídica reforma curricular de 2005 me desalentó, para mi gran pesar, a seguir recomendando al Alicia como casa de altos estudios. Me gustaría volver a recomendarlo. Pero para ello necesito tener razones de peso. Hace ya seis años que no las tengo. ¡Cómo me duele decirlo!
Pero bueno, como decía el maestro Borges, la esperanza nunca es vana. Ojalá que algún día el Alicia recupere sus bellos atractivos de épocas pretéritas.
Cordiales saludos,


Prof.Ernesto Sebastián Vázquez-Graduado del Alicia
pvprofedehistoria1@gmail.com-Tels.: 5787-0052 y/o 11-69-27-02-58

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