Monday, July 05, 2010

Peras al olmo

A Maradona le cuesta encontrar su destino. En parte porque muchos de sus compatriotas se aferran tontamente a una imagen anacrónica de su persona. Muchos argentinos no parecen distinguir entre el Maradona actual y el de 1986, comparación insostenible.
Guste o no, han pasado 24 años desde el Mundial de México. En 1986, Maradona cumplía 26 años. En 2010 cumple 50. Y se le notan. No es de extrañar. Su historial vital ostenta largos años de reveses. Su barba entrecana y andar pausado denotan el paso del tiempo. Sin embargo, muchos argentinos no parecen advertirlo. O parecen resistirse a admitirlo. Para ellos, no parecería contar el Maradona actual. Su imagen de Maradona está congelada en el tiempo.
El gol de Maradona a los ingleses fue magistral. Pero Maradona lo convirtió en el México de 1986. No lo convirtió en la Sudáfrica de 2010, donde dirigió (o pareció dirigir) una selección “engaña pichanga”, que prometió arrasar y sucumbió al primer golpe fuerte.
En Brasil nadie pretende que el Pelé de 2010 sea el Pelé de 1958. Nuestros amantes del tenis no piden que Gabriela Sabatini y Guillermo Vilas vuelvan al tenis profesional. Para eso ahora está David Nalbandian. Nuestros amantes del automovilismo no piden que Reutemann vuelva a calzarse el casco. Ahora hay otros corredores. ¿A santo de qué, entonces, pretender que el Maradona de 2010 sea el Maradona de 1986? ¿No tiene derecho a envejecer como cualquier hijo de vecino? ¿A santo de qué encomendarle tareas que no está en condiciones de realizar? ¿Acaso olvidamos que la Selección de Maradona estuvo a punto de ser la primera selección argentina en no clasificar para un Mundial desde las eliminatorias del Mundial de 1970? Me gustaron los partidos ganados por la Selección de Maradona, pero, por favor, compatriotas, ¡desechen su bendita costumbre de pedir peras al olmo!

0 Comments:

Post a Comment

<< Home