Sunday, June 20, 2010

Las preocupaciones de don Manuel

Entre las preocupaciones de Manuel Belgrano figuró la educación. A 190 años de su fallecimiento, considero oportuno refrescar ciertas reflexiones suyas sobre el particular, escritas entre 1796 y 1802.
Escribe Belgrano:
“Vasallos dichosos y Soberano poderoso son (...) resultado (...) de las escuelas públicas (...) Por este medio se logran en la gran masa de una nación costumbres sanas.
“Uno de los principales medios que deben aceptar a este fin son las escuelas gratuitas, donde pudiesen (...) los pobres mandar a sus hijos sin tener que pagar cosa alguna por su instrucción: allí se les podría dictar buenas máximas e inspirarles amor al trabajo, pues, en un pueblo donde no reine éste, decae el comercio y toma lugar la miseria; las artes que producen abundancia que las multiplica después en recompensa, decaen; y todo, en una palabra, desaparece, cuando se abandona la industria, porque se cree no es de utilidad alguna. (...) sin enseñanza no hay adelantamientos (...)”.
Belgrano escribe estas líneas faltando casi un siglo para que la Ley 1420, sancionada en 1884, otorgue el marco legal fundamental para la enseñanza primaria, gratuita y obligatoria a escala nacional. Actualmente pretende extenderse dicho beneficio a la enseñanza inicial y secundaria. La Ley 1420 marcó el inicio de una hermosa tradición de educación pública en la Argentina, con valiosos antecedentes en las Escuelas de la Patria promovidas por los gobiernos del decenio de 1810, la propuesta rivadaviana de educación laica y la creación de los Colegios Nacionales de Concepción del Uruguay y Buenos Aires y la Escuela Normal de Maestras de Paraná.
Durante al menos un siglo, millones de argentinos recibieron una excelente educación inicial, primaria, secundaria, terciaria y universitaria en establecimientos estatales. Muchos argentinos, sin ser particularmente pudientes, optan actualmente por la educación privada, en detrimento de la hermosa tradición argentina de educación pública. La Argentina tuvo quienes la hicieron progresar admirablemente. Pero también tuvo quienes la hicieron retroceder miserablemente. Al empezar el siglo XXI, seguía sin habilitarse plenamente una de las Escuelas de la Patria propuestas por Belgrano para Tarija, San Salvador de Jujuy, Salta, San Miguel de Tucumán y Santiago del Estero, a financiarse con el premio otorgado por la Asamblea del Año XIII a Belgrano por sus victorias militares de Tucumán y Salta. Tras haber sufrido enormes y evitables retrocesos, los argentinos debemos recuperar el tiempo perdido. Afortunadamente ya hemos empezado a hacerlo. Recordar a Belgrano es recordar a alguien que nos recordó, a su modo, que no nos convenía perder el tiempo.
Aunque Belgrano prefería autodefinirse como un “hijo de la Patria” a hacerlo como un padre de la misma, permítaseme desear un feliz Día del Padre a todos los padres. Y a aquellos que ya no tengan padres en este mundo, permítaseme recomendarles que recuerden a sus padres con la misma devoción con la que Belgrano merece ser recordado. Que en este año de Bicentenario y Mundial pueda flamear orgullosamente la enseña que Belgrano nos legó.

1 Comments:

Blogger Angélica said...

Talentosísimos todos sus comentarios en todos los escritos de su blog,profesor Ernesto! Muy amena la combinación de datos históricos específicos con su opinión. Su estilo: impecable!

7:57 PM  

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