Sunday, July 04, 2010

Busco mi destino

Diego Armando Maradona lleva veinte años buscando su destino. Desde aquel Mundial del 90 en que la Selección Argentina, justa campeona mundial del 86, justificó malamente su subcampeonato ante un poco lucido campeón alemán, acusando una opacidad a la cual el Diez no fue ajeno. Desde aquel lejano abril de 1991, cuando la prensa internacional informó desde Nápoles que la Federación Italiana de Fútbol le había aplicado una suspensión, producto de un doping positivo registrado tras un encuentro entre dos planteles futbolísticos italianos. Desde aquel lejano día en que la justicia ordinaria napolitana condenó a Maradona a 14 meses de prisión en suspenso, tras hallarlo culpable de posesión de cocaína, obligando al Napoli a pagar una fuerte multa para reintegrarlo a la actividad futbolística. Desde aquel lejano día de 1991 en que la policía argentina arrestó por "tenencia de estupefacientes" a un Maradona aparecido en los medios argentinos con facciones visiblemente alteradas por los efectos de las drogas y trasladado por efectivos policiales. Desde aquel Mundial del 94 en que su famosa efedrina impulsó a la FIFA a dejarnos fuera de la Copa y a Maradona fuera del fútbol por 15 meses. Desde sus sucesivas internaciones en centros especializados. Desde su doping positivo del 28 de agosto de 1997, posterior a un partido con Argentinos Juniors y poco antes de abandonar definitivamente el fútbol profesional. Su polémica historia personal comprende internaciones, tratamientos, el reconocimiento de un hijo extramatrimonial italiano y el divorcio de su mujer y madre de sus hijas matrimoniales.
Maradona está en manos de un destino que aun está buscando y su vida transcurre con enorme dramatismo. En este Mundial de 2010, aún no concluido, su vida parecía haberse encarrilado. Así pareció demostrarlo el óptimo desempeño alcanzado, ante los poco temibles planteles futbolísticos griego, surcoreano y mexicano, por una Selección Argentina dirigida por un Maradona presuntamente alejado del infierno de las drogas y presumiblemente carente de título secundario y patente de director técnico.
El durísimo choque de la Selección de Maradona ante la poderosísima selección alemana, con la consiguiente eliminación argentina, debería llamar a Maradona a esa realidad que tanto le cuesta vivir. No es casual que haya definido al contundente triunfo alemán como una paliza de Muhammad Alí. Acostumbrado a vivir entre sueños, poco pueden agradarle las crudas realidades humanas. Esas realidades que seguramente vivió en su paupérrima infancia de Villa Fiorito, antes de caer en un sueño del que no logra despertar.

0 Comments:

Post a Comment

<< Home