Friday, December 11, 2009

Allí está

Hoy, 11 de diciembre, la Argentina celebra el Día Nacional del Tango, instituido en 1977 en conmemoración del natalicio de Carlos Gardel y Julio de Caro, figuras señeras de nuestro principal embajador musical ante el resto del mundo. Surgido a fines del siglo XIX y sucesor de la payada, el tango ha acompañado la vida de millones de argentinos. Actualmente parece haberse convertido en fenómeno turístico o patrimonio de personas añosas. Sin embargo, allí está. Las nuevas tecnologías permiten preservar registros de una antigüedad notable. Ya no hace falta haber heredado el fonógrafo de bocina de nuestros bisabuelos para escuchar los discos de pasta del dúo Gardel-Razzano. Hoy podemos ver filmaciones del Morocho del Abasto en YouTube. Ya no hace falta gastar cifras siderales en ir a ver orquestas en vivo, como en tiempos de Troilo. Hoy podemos escuchar a Pichuco en CD. Podemos ver en DVD la película de Hugo del Carril sobre el Zorzal Criollo; no hace falta asociarse a un cine-club y rogar que el dueño se acuerde del Mudo el 24 de junio. Aunque Piazzolla y Pugliese ya estén en el Cielo con Gardel y Le Pera, podemos seguir disfrutando de Chiquilín de bachín o Yumba. En un país donde la constancia no abunda, el tango sigue vigente, aunque los jóvenes parezcan preferir la cumbia villera, que, ¿por qué no?, bien puede compartir con el arte de Fresedo y Di Sarli el status de gran género popular. Allí está. En la radio, la TV, en las disquerías. Allí está. Resistiéndose a morir, como el jazz en los Estados Unidos o la ópera en Italia. Desde la marmórea frialdad de sus sepulcros, Gardel y Julio Sosa comparten deseos de inmortalidad con Bach, Mozart, Beethoven, Verdi, Wagner, Tchaikovsky y Gershwin. El bandoneón, como el clavicordio, se resiste a claudicar ante el sintetizador. El tango apuesta por lo perdurable en un mundo aparentemente monopolizado por lo efímero.

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