Sunday, December 16, 2007

Columna light (III)

¿La telenovela política de este fin de año? La remake de El camionero y la dama. Hace apenas seis días que Cristina Fernández se calzó la banda presidencial y el guarango de Hugo Moyano ya insinuó que no se la haría tan fácil. Convengamos que nuestra flamante presidenta no tiene un carácter particularmente apacible. En su discurso inaugural, la señora advirtió que no regalará nada. Con ella en la Rosada los docentes deberán enseñar, los estudiantes deberán estudiar, los empresarios deberán ser honestos y los sindicalistas no deberán tomar para el churrete a la nueva inquilina de Balcarce 50. La relación con Uruguay seguirá siendo buena, pero no puede ser que el gobierno de Montevideo permita que Botnia envenene la atmósfera de Fray Bentos y Gualeguaychú con olor a huevo podrido, aunque los habitués de Punta del Este abarroten los Buquebús con sus poderosas 4 x 4. La nueva ocupante del Sillón de Rivadavia es una típica mujer de nuestro tiempo: de armas tomar. Los hombres de la actualidad pintan mal barajados. Ha sonado, para bien o mal, la hora de las féminas. En las elecciones del 28 de octubre, siete de cada diez votantes sufragaron por candidatos presidenciales de sexo femenino, situación que haría las delicias de la finada Simone de Beauvoir. Ya terminó la hora de las Cenicientas: el zapato de cristal calzó a la perfección y empieza la hora de las princesas. Los hombres, chochos de la vida: ya no se les exige que sean los supermachos de otros tiempos. Pueden ir a jugar al Fútbol 5 mientras sus mujeres trabajan todo el día y, cuando vuelven a sus hogares, sus solícitos cónyuges las esperan con la casa impecable y la cena lista.
El siglo XXI promete ser un siglo interesante. Mujeres que mandan, hombres que las dejan hacer. La mujer afgana quema su burka en la cara del talibán caído en desgracia. Su congéner iraní hace notar que el ayatolá murió hace tiempo y que sus compatriotas varones no pueden seguir tratándola como la cortesana de un sultán del siglo VIII. ¿Y por casa cómo andamos? Bien, gracias, no podemos ser menos, estamos por estrenar el año 2008, no el año 1930. Ya se acabó la hora de las amas de casa full time, de las maestras normales, de las esposas sumisas, de las monjas de clausura. Este es el tiempo de las presidentas, de las gobernadoras, de las ministras, de las gerentes de multinacional. Con sus blancos tailleurs cruzados por sus colores patrios, Cristina Fernández y Michelle Bachelet demuestran quién lleva puestos los pantalones. Los Moyano, como es lógico, se sienten ofuscados. Los Antonini Wilson (con sus valijas repletas de dólares ingenuamente exhibidos ante los aduaneros) demuestran que el varón actual puede llegar a estar más perdido que turco en la neblina. No es para menos. Su compañera está pasándole una abultada factura en concepto de siglos de sojuzgamiento. ¿Se la podrán pasar sus compañeros de acá a un tiempo? Parece dudoso: los intereses prometen ser dignos del FMI. Mejor prepararse: las féminas cacharon la manija sin asco.

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