Sunday, October 21, 2007

Perfume de mujer (I)

Todo parece indicar que la senadora nacional Cristina Fernández de Kirchner será la próxima presidente de los argentinos. En las encuestas de intención de voto la sigue Elisa Carrió. En un país tradicionalmente machista, ello indica que la mujer argentina ya no se somete tan dócilmente a los mandatos masculinos. Ahora le gusta llevar la iniciativa y, en no pocos casos, logra hacerlo.
Cristina y Lilita no son las primeras argentinas interesadas en desempeñar un rol político. En 1833, con su controversial marido sumido en la Expedición del Desierto, doña Encarnación Ezcurra de Rosas movía astutamente las piezas del ajedrez político de su época en beneficio de su cónyuge. En 1864, siendo gobernador de su San Juan natal, don Domingo Faustino Sarmiento permitió la participación electoral femenina en su provincia, aunque ese experimento recién se plasmó en una realidad permanente a nivel nacional en los comicios presidenciales de 1951. En las primeras décadas del siglo XX, figuras como Alicia Moreau de Justo o Elvira Rawson de Dellepiane luchaban contra la tentativa de monopolio político masculino. Durante la primera presidencia de su polémico consorte, María Eva Duarte de Perón se volvió popularísima entre sus compatriotas más marginados y denostadísima entre sus conciudadanos más encumbrados. Su dolencia mortal le impidió ejercer la segunda magistratura de la República. Durante su desdichada presidencia, María Estela Martínez de Perón demostró que la mujer argentina, por muy mal que gobernase, podía ocupar el Sillón de Rivadavia. Durante la década menemista, figuras como Graciela Fernández Meijide probaron, a su modo, la factibilidad de la participación política de su sexo. El actual mandatario asignó importantes cargos gubernativos a mujeres como Alicia Kirchner, Felisa Miceli o Nilda Garré.
En la Argentina actual, la política exclusivamente masculina es cosa del ayer. María Eugenia Bielsa y Graciela Gianettassio desempeñan cómodamente la segunda magistratura de sus respectivas provincias. Fabiana Ríos será la próxima gobernadora de la remota Tierra del Fuego. En la arena política y gubernamental, las faldas se mezclan actualmente con los pantalones. Lo mismo sucede en los ámbitos académicos y laborales. La mujer argentina ha aprendido a congeniar sus indelegables roles domésticos con sus chances de intervenir en la vida pública de su patria. Ello ha situado al varón argentino ante la obligación de redefinir su rol social. No es raro que esa situación ofusque a los Adanes de estas latitudes. Sin embargo, estos últimos deberán apechugar con el nuevo orden de cosas. El tiempo dirá si este último es realmente beneficioso para nuestra nación y su pueblo. El cambio pinta realmente ineludible.

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