Saturday, July 31, 2010

El Dios de monseñor Aguer

En la mañana del día de ayer, viernes 30 de julio de 2010, José Luis David Navarro y Miguel Ángel Calefato, domiciliados en la ciudad santiagueña de Frías, se convirtieron en los integrantes del primer matrimonio homosexual sudamericano y argentino. Esa misma mañana, la jueza porteña Adriana Vinacurt otorgaba el status marital a Alejandro Jorge Vanelli y Ernesto Rodríguez Larrese. Status también alcanzado, en el día de ayer, por Jaime Zapata y Giorgio Nocentino, ciudadanos chilenos residentes en Mendoza. En una ceremonia celebrada al día siguiente en Río Gallegos, Claudia Báez y Cristina Medina se convirtieron en las integrantes del primer matrimonio homosexual femenino sudamericano y argentino. Todo ello al amparo de la Ley de Matrimonio Igualitario, públicamente promulgada, días atrás, por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner.
En las antípodas de esa innegable realidad histórica, se encuentra el arzobispo de La Plata, monseñor Héctor Aguer. Según monseñor Aguer, la Ley de Matrimonio Igualitario "no es legítima", su sanción parlamentaria incluyó "aprietes" y "sospechosos cambios de posición de varios senadores" y la norma fue aprobada contra "la manifiesta convicción de la mayoría del pueblo argentino".
Según monseñor Aguer, la Ley de Matrimonio Igualitario es legal pero no legítima porque es contraria a “la ley de Dios” y, por ende, “injusta”. Aguer pretende amparar su tesis en el Papa Juan XXIII, promotor de la humanización de la Iglesia Católica.
¿Cuál es el Dios de monseñor Aguer? ¿Es el Dios que envió a la Tierra, hace dos milenios, a Su hijo Jesús de Nazaret, portador de un mensaje de paz y amor? ¿O es el Dios reverenciado por nuestros peores dictadores, que condenaban la homosexualidad en nombre de la moral cristiana, mientras sus elementos parapoliciales y su ministro José Alfredo Martínez de Hoz torturaban y hambreaban al pueblo argentino?
Si es el segundo, la postura de monseñor Aguer es harto sospechosa. Pero si es el primero, no está de más recordar a Su Eminencia que Jesús de Nazaret no habría aprobado la deportación de homosexuales a campos de concentración nazis. Monseñor Aguer: aclare a qué Dios reverencia Ud.

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