Sunday, October 12, 2008

Mundo loco (2)

Llevo dos años escribiendo este blog. Esto ya parece el monólogo de Hamlet o los soliloquios del finado Tato Bores. Con un agravante. Y serio. El monólogo hamletiano bate récords de taquilla desde hace casi cinco siglos. Los monólogos de Tato ocuparon la pantalla televisiva durante más de treinta años. A mí no me lee casi nadie. Borges contaba que, en 1923, al publicar su primer libro, Fervor de Buenos Aires, había debido conformarse con regalar a los amigos los 300 ejemplares de la primera edición de su opera prima. ¿A quién podía interesarle, según el propio Borges, saber que existía un poeta llamado Borges? Pero Borges terminó siendo una eminencia y yo dudo que alguna vez lo sea. Lo que tenemos en común Borges y yo es que ambos ocupamos algún rincón en la Web (él 2.680.000, según Google; yo apenas uno, pero lo cierto es que ambos existimos en la Red). Además, modestia aparte, yo tengo algo que Borges ya no tiene, y es existencia física, que don Jorge perdió hace 22 años, cuando exhaló su último suspiro en Ginebra, una de sus patrias.
Este es un mundo loco. Y ya no tenemos un Freud o un Lacan que intente interpretarlo. Hoy queremos todo ya. Los adolescentes pretenden quemar todos sus cartuchos en pocos años, en un mundo donde cada vez más ancianos llegan a conocer a sus bisnietos. Calma, chicos, de a poquito. Hay que reservar energías. Si las agotan ahora, ¿qué les queda para cuando tengan mi edad? Sáquense los auriculares del MP3 y abran sus oídos a la voz de la experiencia. Los chicos de mi generación aceptábamos sacarnos los auriculares del walkman de vez en cuando. Seamos sensatos. Las familias de antaño aceptaban de buen grado mensurar su tiempo vital en términos de generaciones. ¿Y ustedes pretenden hacerlo en millonésimas de segundo? Tiempo al tiempo. Ustedes pueden vivir muchos más años que sus tatarabuelos.
Pero me temo que esté predicando en el desierto. Peor que San Juan Bautista, que al menos llegó a anunciar el advenimiento de su primo segundo, el nunca bien ponderado Jesús de Nazaret. El Bautista terminó decapitado por capricho de Herodías, quien, a través de Salomé, obligó a Herodes a celebrar su cumpleaños con la osamenta del último anticipo de Cristo desangrándose en bandeja de plata. Jesucristo terminó en la cruz. Pero dos mil años después, a ambos se los sigue teniendo en cuenta. ¿Quién se acordará de mí a futuro? Soy un sembrador, en el sentido que Nelly Fernández Tiscornia otorgaba a ese término. Pretendo patrocinar una vida mejor en un mundo que va de mal en peor, aún sabiendo que podría hacerlo de mal en mejor.
"Al mundo le falta un tornillo/Que venga un mecánico/A ver si lo puede arreglar", sentenciaba el inolvidable Enrique Cadícamo en uno de sus tangos. ¿Pero qué mecánico arregla este mundo loco?
Dejemos de buscar mecánicos para la Máquina de Dios y busquemos uno para este mundo loco. Hay de todo en la Viña del Señor. Algún mecánico para este mundo loco debe haber. Este mundo necesita algún service periódico.

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