Sunday, March 02, 2008

Curso "Propuestas didácticas para la educación en valores" (Quinto encuentro)

Curso "Propuestas didácticas para la educación en valores" (Quinto encuentro)

Quinto encuentro. 22 de febrero de 2008

En toda escuela hay conflicto. No sería normal que no lo hubiera. Si no lo hubiera, deberíamos pensar en la existencia de una escuela equiparable a un campo de concentración.
En la escuela se "chusmea" mucho. El "chusmerío" es benéfico si va seguido del diálogo y se conceptualiza la información. Si no se conceptualiza, la imagen del alumno puede deteriorarse gravemente. Sobre la escuela recaen muchos pedidos, pues en la misma circula un enorme volumen de información. No es raro que el docente conozca muy detalladamente la vida de sus alumnos y el entorno extraescolar de los educandos. De dicho conocimiento dependen muchos detalles de la vida de los educandos. El docente deviene así en una suerte de psicólogo. Los problemas de los alumnos pueden provenir de dos campos: a)la vida digna; b)la vida buena
En el campo de la vida digna, el rol docente debe ser beligerante. La escuela debe tomar posición y resolver un problema de la vida digna como si fuese un problema de la vida buena. Tradicionalmente, la escuela argentina ha cometido el error de mostrarse beligerante en el campo de la vida buena y neutral en el campo de la vida digna.
La diversidad halla su límite en la vida digna, que debe preservar la dignidad humana, derivando hacia instancias institucionales los conflictos suscitados en el ámbito escolar. Existe una estrecha vinculación entre la interrogación ética y la alternativa.
La certeza impide el pensamiento. Superar la certeza y el prejuicio (este último base del estereotipo) permite evitar el pensamiento único. La certeza es provisoria.
En el campo de la vida buena, los sujetos se preguntan cuál es la mejor elección para sí mismos. Ingresamos así en el terreno de la reflexión ética.
Según el español Juan Trilla, el rol docente se caracteriza (en la escuela y el campo de la vida buena) por la presencia de una neutralidad activa. Los docentes deben ser neutrales y (previa suspensión de sus propios juicios morales) conducir al alumno (desde el conflicto de la moralidad) al terreno de la reflexión ética, incitándolo a interrogarse sobre sí mismo. La escuela debe incitar al educando a interrogarse (y hallar respuestas) sobre el particular, en aras de la organización de su vida.
En el límite entre ética y moral suele reinar una cierta tensión. En el campo de la vida buena debe regir un cierto respeto por la diferencia, sin por ello violar los derechos y garantías individuales. No se puede ser ético, pero sí generar las condiciones para la reflexión ética.
La escuela modifica los saberes del educando al impartirle saberes nuevos. El conocimiento es el nexo entre el docente y el alumno.
La función materna ordena el mundo del hijo/a al otorgar "nombres" a las cosas de sus vástagos. La intervención materna es importante, pues acerca al niño al lenguaje, principal pilar de la cultura. Por ello es imprescindible la función acotadora del padre, sin la cual pierde efectividad la labor materna, caracterizada por la transmisión del bagaje simbólico. La función acotadora del padre puede alterar saludablemente los significantes.
La vida digna está regida por principios universales (planteados en términos de valores universales y fruto de una larga discusión histórica, social y política)o universalizables (eventualmente extensibles a todo sujeto).
La escuela tiende a naturalizar, pero la cultura (escuela incluida) no es natural. La ley permite conseguir algo no natural y garantizar lo social. El sujeto debe pasar de la endogamia familiar a la exogamia social, acción posibilitada por la escuela, institución dotada de significados nuevos y sociales. Al pasar de la endogamia familiar a la exogamia social, el vínculo familiar deja de justificar la infracción de la norma. El ámbito escolar no debe preguntarse si una determinada postura ética está bien o mal (pues ello malogra la posibilidad de la reflexión ética), sino qué opinan los educandos sobre una cierta toma de posición, sin por ello negar las posibilidades de surgimiento de posturas heterogéneas sobre el particular. A lo sumo, podrá averiguar qué educandos aprueban una determinada postura y cuáles la rechazan, pues ello permite aceptar la posibilidad de admitir la existencia de más de un punto de vista. Empero, no siempre se cuestionará un determinado modelo con la misma intensidad.
Según Pierre Bourdieu, el neonato es situado por su familia de origen dentro de múltiples categorías, aparentemente ineludibles, cuya ausencia nos impediría ubicarnos y subjetivarnos, aunque esa categorización también puede someternos a una cierta violencia simbólica, como lo demuestra la persistencia de un fuerte sexismo. En ese contexto se produce la separación entre naturaleza y cultura. Desde la cultura podemos vivir la naturaleza, aunque alejándonos de esta última.
La escuela transmite información social; la familia, información familiar. La escuela debe instar al educando a no creer a pies juntillas en las enseñanzas familiares y forjarse su propia cosmovisión. Al apelar al lenguaje simbólico, la escuela permite recrear la cultura, alejándola de su matriz original. Esa recreación puede parecer perturbadora, pero en la escuela es imprescindible para subjetivar al educando. La escuela debe contribuir a la felicidad del individuo, cuya posición deberá dignificarse posteriormente.

FIN DE LA ACTIVIDAD

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