Tuesday, January 15, 2008

Columna light (VI)

Ay, Chávez, Chávez, bien hizo el rey de España al instarte a callarte un poco. Tú eres la ambivalencia en persona, chico. Un día te eriges en paladín de los secuestrados por las FARC y al día siguiente defiendes a ultranza a sus captores en pleno Congreso venezolano. ¿Quién te entiende, Huguito? Con tal de obtener tu reelección indefinida, te metes en un embrollo tras otro. Eres la contracara de tu vecino Uribe, modosito como él solo en toda Latinoamérica y, sin embargo,tan popular en su terruño. Resígnate, chico, eres tan mortal como cualquiera. Mejor termina tu mandato y conviértete en un próspero magnate petrolero, que tú de eso entiendes mucho. Salvo que quieras terminar como tu amigote Fidel Castro, atado a una cama.
A tu colega Bachelet las cosas tampoco le van mucho mejor. Los santiaguinos viajan en transporte público como sardina en lata y la popularidad de su presidenta sigue por el suelo. Adónde iremos a parar. Ya eres abuelo, Hugo. Ya estás grande para fanfarronear. ¿Qué pretendes? ¿Gobernar hasta los ochenta años y pretender que te suceda un hermano tan viejo como tú, como tu compinche de La Habana? Tú no encabezas una monarquía hereditaria, como tu borbónico silenciador o como parecería pretenderlo tu ex colega argentino Néstor Kirchner, quien no tuvo mejor idea que hacerse suceder por su consorte. Hay que saber retirarse a tiempo y organizar seriamente la sucesión, como hizo Franco en España, que, al estirar la pata, entregó el cetro al nieto de Alfonso XIII, obligando al conde de Barcelona a abdicar sin coronarse. Hugo, Hugo, razona de una buena vez, chico.

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