Thursday, April 05, 2007

Que la inocencia nos valga

Por estos días, la TV difunde sendos avisos publicitarios de las firmas Speedy y Movistar. Speedy pretende promocionar su servicio de Internet en un corto que exhibe a un muchacho de aspecto poco avispado, apodado Beto, a quien se exhorta a abandonar hábitos aparentemente poco adultos (como el empleo de un microscopio)y mejorar su desempeño futbolístico, convirtiéndose así en un tipo "piola". El aviso de Movistar exhibe a otro muchacho aparentemente corto de genio, llamado Gerardo, ridiculizando sus lentes, su ortodoncia, su costumbre de hacerse cortar el cabello en una peluquería de aspecto anticuado, llevar su remera embutida dentro de su pantalón, coleccionar mariposas, imitar a un pato ante su familia e ir a comprar su ropa acompañado de su señora madre, como si todo ello fuese inaceptable. A Gerardo puede (según Movistar) "avivárselo" con sólo proporcionarle un teléfono celular de la firma anunciante.
En el mundo actual,la inocencia parece estar mal vista. El hombre actual debe ser "vivo", estar más que actualizado en materia tecnológica y portar por doquier su teléfono celular o notebook como un amuleto. La consigna parecería ser enterrar impiadosamente al niño que todo adulto (guste o no) lleva dentro, y que suele reaparecer (para no irse) en el ocaso de nuestra natural existencia. El chat ha relegado a un segundo plano a la charla de café y al partido de truco de las siete de la tarde (con aperitivo de por medio) en el bar de la esquina, que ya no es más el café del gallego, sino una rumbosa confitería con bellas camareras. Cientos de quinceañeros asisten a su escuela media portando sendos teléfonos celulares e intercambiando innumerables mensajes de texto.
En un mundo semejante no parece haber espacios para Betos y Gerardos. Los necesitamos. Porque el mundo actual no sólo necesita internautas y usuarios de telefonía celular. También necesita espacios para la inocencia.

0 Comments:

Post a Comment

<< Home